martes, 25 de marzo de 2014

Rosario por la Vida en la Catedral Metropolitana

Hoy, martes 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, se celebra en la Argentina y en distintos países del mundo el “Día del Niño por Nacer”.

Por esto, a lo largo del país se organizan celebraciones y actividades destinadas a la concientización sobre la necesidad de defender la vida desde la concepción y en todas sus etapas.

El Día del Niño por Nacer se estableció en el país mediante el Decreto 1406/98, del 7 de diciembre de 1998. La fecha fue escogida por ser el día en que los católicos celebran la Fiesta de la Anunciación, cuando Jesucristo fue concebido en el seno de María.

Rosario Por la Vida en la Catedral Metropolitana


A las 18, en la catedral metropolitana, se rezará un Rosario por la Vida, que estará acompañado de una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli.

Desde su inicio en 2004, esta actividad fue acompañada por el cardenal Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco. En ese marco, se entregarán en forma gratuita rosarios de porcelana de colores con forma de piecitos elaborados en la provincia de San Juan por un grupo de misioneras, entre las que hay personas enfermas y con discapacidad.

En la Plata

En el santuario de la Vida y la Familia, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, bendecirá a las embarazadas en la solemnidad de la Anunciación del Señor (Día del Niño por Nacer). Lo hará en la misa que presidirá a las 18 en la parroquia Santos Mártires Inocentes, ubicada en Quintana entre Bolivia y Contarelli del barrio 5 de Mayo, en la localidad de Cambaceres, partido de Ensenada. 

También se realizarán marchas y misas en otras ciudades del país como Rosario, Salta, Tucumán y Mendoza.

Los que no puedan asistir, ayudarían muchísimo rezando desde sus hogares un Santo Rosario, rogándole a la Santísima Virgen María que interceda por esas almas inocentes víctimas de ese crimen abominable que es el aborto.

Fuentes:
http://www.aica.org

domingo, 23 de marzo de 2014

Para Evitar Abusos e Irreverencias en la Santa Misa

Muchas veces durante la Santa Misa podemos advertir ciertas prácticas, efectuadas por sacerdotes o laicos, que en ciertos casos suelen ser irreverencias y en otros, abusos graves.

En una ocasión, estando yo en una parroquia a la que nunca antes había asistido, el sacerdote, en la parte final de la Plegaria Eucarística (donde dice “Por Cristo, con El y en El, a ti Dios Padre…), indicó a los laicos que la repitieran. Leyendo la instrucción Redemptionis Sacramentum, tiempo después, descubrí que se trata de un abuso.

Cuantas veces vimos, durante el saludo de la paz, a la señora que está en el primer banco y se va hasta la séptima fila a saludar a una amiga o conocida, abrazándola y comentando cosas totalmente ajenas a la celebración de la Santa Misa como “Ayer vi a tu nieto andando en bici. ¡Que grandote que está!”.

No es raro que en algunas parroquias, el coro agregue guitarras eléctricas con efectos de distorsión, batería y teclados con sonidos estridentes; dándole al texto un sentido secundario que muchas veces ni siquiera se llega a entender.

Para los que disfrutamos del rito extraordinario, es muy fácil percibir estos abusos o irreverencias, pero para los que asisten a misas carismáticas o simplemente nunca han tenido una orientación respecto a la sagrada liturgia, se hace más difícil percatarse de estas irregularidades. Quiero dejar en claro que bajo ningún motivo estoy menospreciando a los carismáticos o alguna forma que la Santa Madre Iglesia autorice para la celebración de la Misa, ya que los mismos carismáticos que son fieles a la correcta práctica de la liturgia, no cometen ningún tipo de abuso. Sólo que muchas veces los fieles creen que, como el ambiente es “más alegre”, se puede hacer lo que uno quiera y no es así. Por eso quiero dejarles un resumen de la instrucción Redemptionis Sacramentum extraído de AciPrensa que va a ser de gran ayuda para los que no están aún muy familiarizados con la correcta celebración de la Santa Misa.



Sepa lo que debe y no debe hacerse en la celebración de la Misa

 

En el Capítulo I sobre la “ordenación de la Sagrada Liturgia” se señala que:


  • Compete a la Sede Apostólica ordenar la sagrada Liturgia de la Iglesia universal, editar los libros litúrgicos, revisar sus traducciones a lenguas vernáculas y vigilar para que las normas litúrgicas se cumplan fielmente.
  • Los fieles tienen derecho a que la autoridad eclesiástica regule la sagrada Liturgia de forma plena y eficaz, para que nunca sea considerada la liturgia como propiedad privada de alguien.
  • El Obispo diocesano es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica. A él le corresponde dar normas obligatorias para todos sobre materia litúrgica, regular, dirigir, estimular y algunas veces también reprender.
  • Compete al Obispo diocesano el derecho y el deber de visitar y vigilar la liturgia en las iglesias y oratorios situados en su territorio, también aquellos que sean fundados o dirigidos por los citados institutos religiosos, si los fieles acuden a ellos de forma habitual.
  • Todas las normas referentes a la liturgia, que la Conferencia de Obispos determine para su territorio, conforme a las normas del derecho, se deben someter a la recognitio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, sin la cual, carecen de valor legal. 

En el Capítulo II sobre la “participación de los fieles laicos en la celebración de la Eucaristía”, se establece que:


  • La participación de los fieles laicos en la celebración de la Eucaristía, y en los otros ritos de la Iglesia, no puede equivaler a una mera presencia, más o menos pasiva, sino que se debe valorar como un verdadero ejercicio de la fe y la dignidad bautismal.
  • Se debe recordar que la fuerza de la acción litúrgica no está en el cambio frecuente de los ritos, sino, verdaderamente, en profundizar en la palabra de Dios y en el misterio que se celebra.
  • Sin embargo, no se deduce necesariamente que todos deban realizar otras cosas, en sentido material, además de los gestos y posturas corporales, como si cada uno tuviera que asumir, necesariamente, una tarea litúrgica específica; aunque  conviene que se distribuyan y realicen entre varios las tareas o las diversas partes de una misma tarea.
  • Se alienta la participación de lectores y acólitos que estén debidamente preparados y sean recomendable por su vida cristiana, fe, costumbres y fidelidad hacia el Magisterio de la Iglesia.
  • Se alienta la presencia de niños o jóvenes monaguillos que realicen un servicio junto al altar, como acólitos, y reciban una catequesis conveniente, adaptada a su capacidad, sobre esta tarea. A esta clase de servicio al altar pueden ser admitidas niñas o mujeres, según el juicio del Obispo diocesano y observando las normas establecidas. 

En el Capítulo 3, sobre la “celebración correcta de la Santa Misa” se especifica sobre:

La materia de la Santísima Eucaristía


  • El pan a consagrar debe ser ázimo, de sólo trigo y hecho recientemente. No se pueden usar cereales, sustancias diversas del trigo. Es un abuso grave introducir en su fabricación frutas, azúcar o miel.
  • Las hostias deben ser preparadas por personas honestas, expertas en la elaboración y que dispongan de los instrumentos adecuados.
  • Las fracciones del pan eucarístico deben ser repartidas entre los fieles, pero cuando el número de estos excede las fracciones se deben usar sobre todo hostias pequeñas.
  • El vino del Sacrificio debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. En la celebración se le debe mezclar un poco de agua. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género.

La Plegaria Eucarística


  • Sólo se pueden utilizar las Plegarias Eucarísticas del Misal Romano o las aprobadas por la Sede Apostólica. Los sacerdotes no tienen el derecho de componer plegarias eucarísticas, cambiar el texto aprobado por la Iglesia, ni utilizar otros, compuestos por personas privadas.
  • Es un abuso hacer que algunas partes de la Plegaria Eucarística sean pronunciadas por el diácono, por un ministro laico, o bien por uno sólo o por todos los fieles juntos. La Plegaria Eucarística debe ser pronunciada en su totalidad, y solamente, por el sacerdote.
  • El sacerdote no puede partir la hostia en el momento de la consagración.
  • En la Plegaria Eucarística no se puede omitir la mención del Sumo Pontífice y del Obispo diocesano.

Las otras partes de la Misa


  • Los fieles tienen el derecho de tener una música sacra adecuada e idónea y que el altar, los paramentos y los paños sagrados, según las normas, resplandezcan por su dignidad, nobleza y limpieza.
  • No se pueden cambiar los textos de la sagrada Liturgia.
  • No se pueden separar la liturgia de la palabra y la liturgia eucarística, ni celebrarlas en lugares y tiempos diversos.
  • La elección de las lecturas bíblicas debe seguir las normas litúrgicas. No está permitido omitir o sustituir, arbitrariamente, las lecturas bíblicas prescritas ni cambiar las lecturas y el salmo responsorial con otros textos no bíblicos.
  • La lectura evangélica se reserva al ministro ordenado. Un laico, aunque sea religioso, no debe proclamar la lectura evangélica en la celebración de la Misa.
  • La homilía nunca la hará un laico. Tampoco los seminaristas, estudiantes de teología, asistentes pastorales ni cualquier miembro de alguna asociación de laicos.
  • La homilía debe iluminar desde Cristo los acontecimientos de la vida, sin vaciar el sentido auténtico y genuino de la Palabra de Dios, por ejemplo, tratando sólo de política o de temas profanos, o tomando como fuente ideas que provienen de movimientos pseudo-religiosos.
  • No se puede admitir un “Credo” o Profesión de fe que no se encuentre en los libros litúrgicos debidamente aprobados.
  • Las ofrendas, además del pan y el vino, sí pueden comprender otros dones. Estos últimos se pondrán en un lugar oportuno, fuera de la mesa eucarística.
  • La paz se debe dar antes de distribuir la sagrada Comunión, y se recuerda que esta práctica no tiene un sentido de reconciliación ni de perdón de los pecados.
  • Se sugiere que el gesto de la paz sea sobrio y se dé a sólo a los más cercanos. El sacerdote puede dar la paz a los ministros, permaneciendo en el presbiterio, para no alterar la celebración y del mismo modo si, por una causa razonable, desea dar la paz a algunos fieles. El gesto de paz lo establece la Conferencia de Obispos, con el reconocimiento de la Sede Apostólica, “según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos”.
  • La fracción del pan eucarístico la realiza solamente el sacerdote celebrante, ayudado, si es el caso, por el diácono o por un concelebrante, pero no por un laico. Ésta comienza después de dar la paz, mientras se dice el “Cordero de Dios”.
  • Es preferible que las instrucciones o testimonios expuestos por un laico se hagan fuera de la celebración de la Misa. Su sentido no debe confundirse con la homilía, ni suprimirla.

Unión de varios ritos con la celebración de la misa


  • No se permite la unión de la celebración eucarística con otros ritos cuando lo que se añadiría tiene un carácter superficial y sin importancia.
  • No es lícito unir el Sacramento de la Penitencia con la Misa y hacer una única acción litúrgica. Sin embargo, los sacerdotes, independientemente de los que celebran la Misa, sí pueden escuchar confesiones, incluso mientras en el mismo lugar se celebra la Misa. Esto debe hacerse de manera adecuada.
  • La celebración de la Misa no puede ser intercalada como añadido a una cena común, ni unirse con cualquier tipo de banquete. No se debe celebrar la Misa, a no ser por grave necesidad, sobre una mesa de comedor, o en el comedor, o en el lugar que será utilizado para un convite, ni en cualquier sala donde haya alimentos. Los participantes en la Misa tampoco se sentarán en la mesa, durante la celebración.
  • No está permitido relacionar la celebración de la Misa con acontecimientos políticos o mundanos, o con otros elementos que no concuerden plenamente con el Magisterio.
  • No se debe celebrar la Misa por el simple deseo de ostentación o celebrarla según el estilo de otras ceremonias, especialmente profanas.
  • No se debe introducir ritos tomados de otras religiones en la celebración de la Misa.

En el capítulo 4, sobre la “Sagrada Comunión”, se ofrecen disposiciones como:


  • Si se tiene conciencia de estar en pecado grave, no se debe celebrar ni comulgar sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse.
  • Debe vigilarse para que no se acerquen a la sagrada Comunión, por ignorancia, los no católicos o, incluso, los no cristianos.
  • La primera Comunión de los niños debe estar siempre precedida de la confesión y absolución sacramental. La primera Comunión siempre debe ser administrada por un sacerdote y nunca fuera de la celebración de la Misa.
  • El sacerdote no debe proseguir la Misa hasta que haya terminado la Comunión de los fieles.
  • Sólo donde la necesidad lo requiera, los ministros extraordinarios pueden ayudar al sacerdote celebrante.
  • Se puede comulgar de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos, con la confirmación de la Sede Apostólica.
  • Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.  
  • Los fieles tienen siempre derecho a elegir si desean recibir la Comunión en la boca, pero si el que va a comulgar quiere recibir el Sacramento en la mano, se le debe dar la Comunión.
  • Si existe peligro de profanación, el sacerdote no debe distribuir a los fieles la Comunión en la mano.
  • Los fieles no deben tomar la hostia consagrada ni el cáliz sagrado por uno mismo, ni mucho menos pasarlos entre sí de mano en mano.
  • Los esposos, en la Misa nupcial, no deben administrarse de modo recíproco la sagrada Comunión.
  • No debe distribuirse a manera de Comunión, durante la Misa o antes de ella, hostias no consagradas, otros comestibles o no comestibles.
  • Para comulgar, el sacerdote celebrante o los concelebrantes no deben esperar que termine la comunión del pueblo.
  • Si un sacerdote o diácono entrega a los concelebrantes la hostia sagrada o el cáliz, no debe decir nada, es decir, no pronuncia las palabras “el Cuerpo de Cristo” o “la Sangre de Cristo”.
  • Para administrar a los laicos Comunión bajo las dos especies, se deben tener en cuenta, convenientemente, las circunstancias, sobre las que deben juzgar en primer lugar los Obispos diocesanos.
  • Se debe excluir totalmente la administración de la Comunión bajo las dos especies cuando exista peligro, incluso pequeño, de profanación.
  • No debe administrarse la Comunión con el cáliz a los laicos donde: 1) sea tan grande el número de los que van a comulgar que resulte difícil calcular la cantidad de vino para la Eucaristía y exista el peligro de que sobre demasiada cantidad de Sangre de Cristo, que deba sumirse al final de la celebración»; 2) el acceso ordenado al cáliz sólo sea posible con dificultad; 3) sea necesaria tal cantidad de vino que sea difícil poder conocer su calidad y proveniencia; 4) cuando no esté disponible un número suficiente de ministros sagrados ni de ministros extraordinarios de la sagrada Comunión que tengan la formación adecuada; 5) donde una parte importante del pueblo no quiera participar del cáliz por diversos motivos.
  • No se permite que el comulgante moje por sí mismo la hostia en el cáliz, ni reciba en la mano la hostia mojada. La hostia que se debe mojar debe hacerse de materia válida y estar consagrada. Está absolutamente prohibido el uso de pan no consagrado o de otra materia.

En el capítulo 5, sobre “otros aspectos que se refieren a la Eucaristía”, se aclara que:


  • La celebración eucarística se ha de hacer en lugar sagrado, a no ser que, en un caso particular, la necesidad exija otra cosa.
  • Nunca es lícito a un sacerdote celebrar la Eucaristía en un templo o lugar sagrado de cualquier religión no cristiana.
  • Siempre y en cualquier lugar es lícito a los sacerdotes celebrar el santo sacrificio en latín.
  • Es un abuso suspender de forma arbitraria la celebración de la santa Misa en favor del pueblo, bajo el pretexto de promover el “ayuno de la Eucaristía”.
  • Se reprueba el uso de vasos comunes o de escaso valor, en lo que se refiere a la calidad, o carentes de todo valor artístico, o simples cestos, u otros vasos de cristal, arcilla, creta y otros materiales, que se rompen fácilmente.
  • La vestidura propia del sacerdote celebrante es la casulla revestida sobre el alba y la estola. El sacerdote que se reviste con la casulla debe ponerse la estola.
  • Se reprueba no llevar las vestiduras sagradas, o vestir solo la estola sobre la cogulla monástica, o el hábito común de los religiosos, o la vestidura ordinaria. 

En el capítulo 6, el documento trata sobre “la reserva de la Santísima Eucaristía y su culto fuera de la Misa”. Se recuerda que:


  • El Santísimo Sacramento debe reservarse en un sagrario, en la parte más noble, insigne y destacada de la iglesia, y en el lugar más apropiado para la oración.
  • Está prohibido reservar el Santísimo Sacramento en lugares que no están bajo la segura autoridad del Obispo o donde exista peligro de profanación.
  • Nadie puede llevarse la Sagrada Eucaristía a casa o a otro lugar.
  • No se excluye el rezo del rosario delante de la reserva eucarística o del santísimo Sacramento expuesto.
  • El Santísimo Sacramento nunca debe permanecer expuesto sin suficiente vigilancia, ni siquiera por un tiempo muy breve.
  • Es un derecho de los fieles visitar frecuentemente el Santísimo Sacramento.
  • Es conveniente no perder la tradición de realizar procesiones eucarísticas.

El capítulo 7 versa sobre “los ministerios extraordinarios de los fieles laicos”. Allí el documento especifica que:


  • Las tareas pastorales de los laicos no deben asimilarse demasiado a la forma del ministerio pastoral de los clérigos. Los asistentes pastorales no deben asumir lo que propiamente pertenece al servicio de los ministros sagrados.
  • Solo por verdadera necesidad se puede recurrir al auxilio de ministros extraordinarios en la celebración de la Liturgia.
  • Nunca es lícito a los laicos asumir las funciones o las vestiduras del diácono o del sacerdote, u otras vestiduras similares. 
  • Si habitualmente hay un número suficiente de ministros sagrados, no se pueden designar ministros extraordinarios de la sagrada Comunión. En tales circunstancias, los que han sido designados para este ministerio, no deben ejercerlo.
  • Se reprueba la costumbre sacerdotes que, a pesar de estar presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la comunión, encomendando esta tarea a laicos.
  • Al ministro extraordinario de la sagrada Comunión nunca le está permitido delegar en ningún otro para administrar la Eucaristía.
  • Los laicos tienen derecho a que ningún sacerdote, a no ser que exista verdadera imposibilidad, rechace nunca celebrar la Misa en favor del pueblo, o que ésta sea celebrada por otro sacerdote, si de diverso modo no se puede cumplir el precepto de participar en la Misa, el domingo y los otros días establecidos.
  • Cuando falta el ministro sagrado, el pueblo cristiano tiene derecho a que el Obispo, en lo posible, procure que se realice alguna celebración dominical para esa comunidad.
  • Es necesario evitar cualquier confusión entre este tipo de reuniones y la celebración eucarística.
  • El clérigo que ha sido apartado del estado clerical está prohibido de ejercer la potestad de orden. No le está permitido celebrar los sacramentos. Los fieles no pueden recurrir a él para la celebración.

El capítulo 8 está dedicados a los Remedios:


  • Cualquier católico tiene derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico, ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente que se le equipara en derecho, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice.

Para profundizar, les recomiendo leer la instrucción REDEMPTIONIS SACRAMENTUM completa. Pueden encontrarla en la página del Vaticano:

Fuentes:
http://www.aciprensa.com 
http://www.vatican.va

miércoles, 19 de marzo de 2014

San José, Santo Custodio

Palabras del Papa Francisco hoy, en la Solemnidad de San José.

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Hoy, 19 de marzo, se celebra la fiesta de San José, Esposo de María y Patrono de la Iglesia Universal. Así que dedicamos esta catequesis a él, que merece toda nuestra gratitud y devoción por como fue capaz de custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es el sello distintivo de José, es su gran misión, ser custodio.

Hoy me gustaría retomar el tema de la custodia de acuerdo con una perspectiva particular: la perspectiva de la educación. Echemos un vistazo a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento "en sabiduría, edad y gracia", como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él le hacía de papá a Jesús, le hacía de padre para hacerlo crecer. Y ¿cómo lo ha hecho crecer? En sabiduría, edad y gracia.

Empecemos por la edad, que es la dimensión más natural, el crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se encargaron de Jesús, sobre todo, desde este punto de vista, es decir, lo "criaron", preocupándose de que no le faltara nada de necesario para un desarrollo saludable. No hay que olvidar que el cuidado atento y fiel de la vida del niño también dio lugar a la huida a Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados -José ha sido un refugiado con María y Jesús- para escapar de la amenaza de Herodes. Luego, una vez de vuelta a casa y establecidos en Nazaret, hay todo el largo período de la vida de Jesús en su familia. En aquellos años, José enseñó también a Jesús su trabajo, y Jesús ha aprendido a hacer el trabajo carpintero con su padre José. Así José ha criado a Jesús.

Pasemos a la segunda dimensión de la educación que es la de la "sabiduría. José fue para Jesús ejemplo y maestro de esta sabiduría, que se nutre de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús a escuchar las Sagradas Escrituras, en especial acompañándole el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José lo acompañaba para que Jesús escuchara la palabra de Dios en la sinagoga.

Y, por último, la dimensión de la "gracia". Dice siempre San Lucas refiriéndose a Jesús: "La gracia de Dios estaba sobre él" (2,40). Aquí, sin duda, la parte reservada a San José es más limitada respecto a los temas de la edad y de la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a sus hijos a crecer en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría, crecer en gracia. Este es el trabajo que ha hecho José con Jesús: hacerlo crecer, en estas tres dimensiones, ayudarlo a crecer.

Queridos hermanos y hermanas, la misión de San José es sin duda única e irrepetible, porque Jesús es absolutamente único. Y sin embargo, en su custodia a Jesús, educándolo a crecer en edad, sabiduría y gracia, él fue un modelo para todos los educadores, especialmente para cada padre. San José es el modelo del educador y del papá, del padre. Así que encomiendo a su protección a todos los padres, los sacerdotes -que son padres, ¡eh!- y los que tienen un papel educativo en la Iglesia y en la sociedad.

En modo particular quisiera saludar hoy, en el día del papá, a todos los padres, a todos los papás: ¡los saludo de corazón!Veamos: ¿hay algunos papás en la plaza? Levanten la mano los papás, pero ¡cuántos papás! ¡Felicidades, felicidades en su día!

Pido para ustedes la gracia de estar siempre muy cerca de sus hijos, dejándolos crecer, pero de estar muy cercanos, ¿eh? Ellos tienen necesidad de ustedes, de su presencia, de su cercanía, de su amor. Sean para ellos como San José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Y caminen con ellos. Y con esta cercanía serán verdaderos educadores. Gracias por todo lo que hacen por su hijos, ¡gracias! Y a ustedes tantas felicidades y buena fiesta del papá, a todos los papás que están aquí, a todos los papás.Que San José los bendiga y los acompañe.

También algunos de nosotros hemos perdido al papá, se ha ido, el Señor lo ha llamado; tantos que están en la plaza no tienen a su papá. Podemos rezar por todos los papás del mundo, para los papás vivos y también por aquellos difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su papá, si está vivo o está muerto. Y recemos al grande Papá de todos nosotros, el Padre, un Padre nuestro por nuestros papás: Padre nuestro…

¡Y tantas felicidades a los papás!


(Traducción Cecilia Mutual y Eduardo Rubió - RV)

Fuente:
http:www.news.va

sábado, 15 de marzo de 2014

Padre Leonardo Castellani - A 33 años de su muerte

Hermanos, al cumplirse hoy 33 años de la muerte del Padre Leonardo Castellani, quiero dejarles una síntesis de su biografía y principales obras.

Breve Biografía:

1. Formación (1899-1935) 

Leonardo Luis Castellani Contepomi nace en Reconquista, (Santa Fe, Argentina) el 16 de noviembre de 1899. Pierde a su padre -periodista y maestro librepensador- en la niñez, muerto en una reyerta política; también pierde en su niñez el ojo izquierdo, que será reemplazado por uno de vidrio. Termina el bachillerato en Santa Fe, y en 1918 ingresa al noviciado jesuita de Córdoba. Estudia letras, filosofía y teología en Santa Fe, luego en Buenos Aires y comienza a escribir (Camperas). Vistas sus grandes dotes intelectuales, es enviado en 1929 a Europa a proseguir sus estudios. 

Es ordenado sacerdote (1931), y estudia Filosofía y Teología en la Gregoriana de Roma, Después estudia Psicología en la Sorbona de París. Tras unos meses en Alemania, en 1935 vuelve a Argentina. 


2. Primera época (1935-1946) 

Desde su regreso a Europa y hasta 1946 trabaja en docencia y periodismo ; escribe más de 12 libros y traduce la primera parte de la Suma Teológica de Santo Tomás. De esta época son los cuentos reunidos en 'Historias del Norte Bravo', 'Martita ofelia y otros cuentos de fantasmas', 'Las muertes del Padre Metri'; ensayos y artículos reunidos en 'Las canciones de Militis', 'Crítica literaria', 'El nuevo gobierno de Sancho'. Participa activamente en revistas y diarios (Criterio, La Nacion, Cabildo, Tribuna) e incursiona en política, llegando a ser incluido en la lista de diputados del partido nacionalista en 1946. Estas actividades y sus actitudes críticas hacia la educación y las estructuras sociales, políticas y religiosas comienzan a ocasionarle enemigos y dificultades. 


3. La crisis: Manresa (1946-1949) 

Sus superiores religiosos lo presionan para que abandone la Compañía de Jesús (la orden jesuita); se niega, y las sanciones y presiones van en aumento. Viaja a Europa para intentar aclarar su situación, sin éxito. Es recluido en Manresa (España) durante dos años, mientras su salud física y psíquica se derrumba. Al borde de una neurosis y en medio de una aguda crisis espiritual, consigue huir y vuelve en 1949 a Buenos Aires. Es entonces expulsado de la Compañía y suspendido como sacerdote. 

Tiene entonces 50 años, su salud decaída, el alma lastimada en lo más profundo, difamado, con su carrera intelectual tronchada y sin medios de vida. 


4. Segunda etapa (1950-1969)

Es acogido por el obispo de Salta, donde vive entre 1950 y 1951, enseñando y escribiendo. Vuelve en 1952 a Bs As, y dicta cursos de filosofía y conferencias varias. El período más difícil de su vida ha pasado, y aunque las heridas no cerrarán nunca, comienza a ordenar sus papeles e inicia una nueva etapa en su producción intelectual, que se revelará aún más productiva y profunda que la primera. 

En este tiempo escribe 'El apocalipsis de San Juan', 'Cristo vuelve o no vuelve?', 'El ruiseñor fusilado/El místico' , 'Los papeles de Benjamín Benavídez', 'El evangelio de Jesucristo', 'Las parábolas de Cristo', 'Su majestad Dulcinea'... 

En 1966 se le restituye el ministerio sacerdotal. En 1967 funda la revista Jauja, que dirige hasta su cierre, en 1969. 


5. El ocaso (1969-1981)

El fin de la revista Jauja coincide con el fin de una década en que mueren otras esperanza;: han pasado el mayo francés, la primavera de Praga y la llegada del hombre a la luna... Castellani, sin dejar de ser un referente entre los católicos de argentina y muchas partes del mundo, y una figura destacada del nacionalismo argentino, se aparta cada vez más de la actividad política y, en general, de la sociedad. Volcado a su interioridad religiosa, su actividad se limita a escribir libros y dar conferencias. Profesa una gran devoción por el filósofo luterano Soren Kierkegaard, a quien dedica 'De Kierkegord a Tomas de Aquino', uno de los principales libros de la última etapa de su vida. 

Muere el 15 de marzo de 1981 en Buenos Aires.

La siguiente clasificación de las obras es meramente orientadora: muchas de ellas no caben dentro de un género determinado.


Ensayo 
La ensayística comprende gran parte de la obra de Castellani; probablemente, la mejor parte.
Dentro de la temática religiosa, -dentro de los cuales incluimos el rubro Exégesis bíblica- se destacan: "El Apokalypsis de San Juan", análisis exégetico sobre uno de sus temas recurrentes, con traducción propia del original griego; "El Evangelio de Jesucristo", , comentarios a las lecturas dominicales de los evangelios, precedidas de un estudio crítico, "Cristo vuelve o no vuelve?" , serie de ensayos sobre la segunda venida de Cristo.

Algunas de sus homilías han sido recopiladas en "Las parábolas de Cristo" y las recientemente editadas "Domingueras prédicas" y "Domingueras prédicas 2". Castellani, con su prosa ágil, su penetración y conocimiento del tema, y sus toques de humor, se encuetra aquí en su mejor elemento.


Temática filosófica:

"De Kirkegord a Tomás de Aquino", uno de sus libros tardíos, desordenado y fascinante, especie de homenaje a su amado "hermano danés". "San Agustín y nosotros", editado recientemente, reúne una serie de conferencias; además de mostrar su lado "agustiniano" (Castellani fue formado en un ambiente tomista), es una de las mejores muestras de su docencia filosófica. "Comentarios a la Summa Teológica" : empezó revisando la traducción, y terminó traduciendo y agregando jugosos comentarios; interrumpido en el quinto tomo por los incidentes que darían con él en la reclusión de Manresa, es una buena muestra de su estilo de la primera época.


Política, sociología y temas de actualidad:

Abundantes escritos periodísticos, han sido recopilados en "Decíamos ayer", "Notas a caballo de un país en crisis" "Las canciones de Militis" . Por su parte, "El nuevo gobierno de Sancho" contiene una serie de relatos satíricos con contenido político.

La mayor parte de estos escritos de índole sociopolítica datan de su primera etapa (antes de 1946); en estos años Castellani tuvo una actuación destacada en el nacionalismo católico (por ejemplo: participó en la revista Cabildo y fue nominado como diputado en 1946).

Posteriormente se alejó de la actividad política, aunque siguió siendo un referente intelectual del nacionalismo. En 1967 fundó y dirigió hasta 1969 la revista "Jauja" Se han recopilado sus editoriales (directoriales) en "Un país de Jauja", que incluye también su columna Periscópico, fresca y mordaz mirada de la actualidad sociopolítica.


Psicología:

Desde sus tiempos de estudiante en Francia, Castellani mostró interés por la investigación psicologíca Su tesis doctoral "La catarsis... es original, desde el estilo, inusual en un trabajo académico. Mantuvo una actitud crítica hacia el psiconálisis freudiano, aunque no condenatoria: Su "Freud en cifra" fue reeditado póstumanente, con adiciones de otros trabajos relacionados ( "Freud" ). Pero aún más interesante resulta su "Psicología Humana", editado recientemente sobre un curso dictado en 1953; Castellani brilla en esta serie de conferencias basadas en personas y personajes literarios (Dostoyevsky, Sade, Rousseau, Al Hallaj, Tiberio, Baudelaire...)


Cuentos y relatos breves 
Es considerado uno de los fundadores del cuento policial argentino, con sus libros "Las 9 muertes del padre Metri" y "El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío". Otros libros de cuentos son "Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas" e "Historias del norte bravo". .

"Camperas", su primer libro, y uno de sus más famosos, contiene una serie de fábulas, ambientado en el campo chaqueño-santafesino. "Doce parábolas cimarronas" . es una serie de paráfrasis de parábolas evangélicas, en forma de relatos de diverso tono.


Poesía 
Sus libros más importantes en este género son: "El libro de las oraciones" , y "La muerte de Martín Fierro". Ambos escritos en o con ocasión de su crisis en Manresa.


Novela 
En "Su Majestad Dulcinea" y "Juan 23 (24)" da forma novelística a sus principales preocupaciones espirituales. "El enigma del fantasma en coche" puede considerarse una novela corta. Mucho más lograda resulta "Los papeles de Benjamín Benávidez", especie de ensayo sobre el apocalipsis en forma novelada, con la inclusión de cuentos y poesías.


Otros géneros 
"El ruiseñor fusilado/El místico": A un ensayo sobre la persona del sacerdote catalán Jacinto Verdaguer, que sufriera un choque semejante con el clero, sigue una obra teatral a modo de glosa.
"Crítica literaria" y "Nueva crítica literaria" contiene analisis de la obra de Chesterton, Borges, Lugones, etc.
Muchos escritos periodísticos, sobre diversos temas, han sido publicados en diarios y revistas, y algunos de ellos han sido editados en recopilaciones. Permanecen inéditos un "Diario" y otros escritos.


Una noticia...

El sábado 15 de marzo se cumple el 33 aniversario de la muerte del escritor y pensador católico padre Leonardo Castellani. Con ese motivo, el Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico rendirá un homenaje a su memoria mediante la 20ª Entrega Faja de Honor que lleva su nombre, destinada a premiar obras editadas durante el año 2013 en su primera edición.
Dicha Faja tiene, además, la finalidad de “alentar a los autores argentinos cuyas obras merezcan tal aliciente y estimular a quienes continúen con su labor la línea vigorosamente sostenida por el padre Castellani a lo largo de toda su vida, al servicio de la Iglesia y de la Patria”, señala la convocatoria.

El jurado está integrado por los profesores José María Castiñeira de Dios y Enrique Mario Mayochi.

Todas las distinciones se darán a conocer el lunes 1º de septiembre de 2014 a las 19, en el acto de apertura de la XXVI Exposición del Libro Católico, que se realizará en la Casa de la Empleada–Obra de Monseñor Miguel de Andrea (Sarmiento 1272, Buenos Aires).

El ámbito para la elección de los trabajos que resulten premiados es amplio, y no tiene limitaciones por materia ni forma de trabajos (ensayos, narrativa, teatro, poesía), deberán ser obras en su primera edición y el contenido debe constituir un aporte a la cultura nacional, coincidente con los valores en que se funda la civilización cristiana.

El plazo de presentación vencerá el 30 de junio de 2014. Los autores podrán presentar directamente sus obras en la Casa de la Empleada o enviarlas por correo a Sarmiento 1272 (1041), Buenos Aires, a nombre de: Faja de Honor “Padre Leonardo Castellani”.

Para mayores informes: (011) 15.4470-7734; correo electrónico: info@librocatolico.com.ar www.librocatolico.com.ar www.facebook.com/exposiciondellibro.catolico


Fuentes:
http://www.aica.org
http://www.hjg.com.ar

martes, 11 de marzo de 2014

Leonardo Castellani: La Tortuga

Quiero compartir con ustedes una fábula escrita por el Padre Leonardo Castellani en su libro “Camperas”.

La Tortuga

No te rías, oh Dios fuerte, de mis esfuerzos frustrados, porque hay una voluntad tristemente terca que gime a Tí desde el fondo de mi impotencia.

Te voy a poner un ejemplo:

Una vez, oh Dios infinitamente grande que estás aquí presente, pesqué una tortuga en el río Salado y la llevé para casa. La tortuga quería escapar y volverse al río patrio, lo cual manifestó sacando una pata por un agujero de la bolsa en que venía y rasguñando la barriga del bayo, que se llevó muchos rebencazos acompañados del tratamiento de "mancarrón imbécil" por pegar cimbrones bruscos a la zurda como si lo espoleasen con nazarenas, siendo así que yo ni siquiera lo taloneaba. Y era la tortuga que quería escapar.

Le di por jaula un cajón de kerosén bocarriba. La tortuga se arrimó contra la pared, se levantó en dos patas, se fue de espaldas, estuvo manoteando un rato para incorporarse y después volvió con el mismo resultado a la tentativa de trepar las tablas. Yo me fui a dormir seguro. ¡Y al otro día, sin tener alas de pájaro ni patas de liebre, la tortuga se había escapado y estaba en el río! ¿Cómo hizo? Cómo hizo para escaparse lo sabes tú, Dios mío, yo no lo sé. Lo que yo sé es que aquí está en el suelo el rastro de las zampas torpes en la tierra húmeda de lluvia, el rastrito de las uñas chuecas que agarra derechito sin un solo sesgo la dirección del río.

Yo supongo que el animal testarudo intentó uno o dos centenares de veces trepar la pared de tablas. Que en una de esas afirmó en una irregularidad de la madera y se alzó unos centímetros. Que se cayó. Que volvió a afirmarse y a caerse una punta de veces. Y que en otra de esas, por otra casualidad, topó con las uñas otra cornisa más arriba, alcanzó con la cabeza el borde y después con una zampa y luego con la otra se izó torpemente, superó la barrera, se dejó caer al otro lado como un ladrillo, y agarró al galope la dirección del agua, oliéndola como un perro huele la querencia. Yo no sé. El caso es que milagro no ha sido y la tortuga ahora está en el río.
Por lo tanto Dios hombre que te hiciste carne siendo espiritual,
Yo te juro con todos los recursos de mi natura racional-animal,
Ya que patas de liebre no tengo y las alas quebradas me duelen tanto,
Yo te juro que yo me haré santo.
Que saldré algún día -no sé cómo- del cajón oprimente
En que doy vueltas en redondo y tropiezo continuamente
"Padre, propongo no hacerlo más", y mañana lo hago tranquilamente.
Pero setenta veces siete aunque tuviera que levantarme
Y aunque tuviera línea por línea milimétricamente que arrastrarme
Y yo sé que el diablo es fuerte, pero yo soy más terco y más cabezudo
Y yo sé que el diablo es diablo, pero la oración es mi escudo;
Y es malo, pero Tú sólo puedes sacar bien del mal
-Con tal que no me dejes nunca caer en pecado mortal-.
Yo te juro que saldré con tu gracia del cajón desesperadamente
Que andaré de las virtudes iluminativas el camino rampante
Y me hundiré en el río de la contemplación
Con una terca, de tortuga, tosca y humilde obstinación.

domingo, 9 de marzo de 2014

Papa Francisco: Renovemos las Promesas de Nuestro Bautismo

Hermanos, les dejo el texto completo de la alocución del Papa Francisco hoy, previo al rezo del Angelus.



Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio del primer domingo de Cuaresma presenta cada año el episodio de las tentaciones de Jesús, cuando el Espíritu Santo, que descendió sobre Él después del Bautismo en el Jordán, lo impulsó a afrontar abiertamente a Satanás en el desierto, durante cuarenta días, antes de iniciar su misión pública.

El tentador trata de apartar a Jesús del proyecto del Padre, o sea de la vía del sacrificio, del amor que ofrece a sí mismo en expiación, para hacerle tomar un camino fácil, de éxito y poder. El duelo entre Jesús y Satanás se produce a golpe de citas de la Sagrada Escritura. En efecto, el diablo para alejar a Jesús de la vía de la cruz, le presenta las falsas esperanzas mesiánicas: el bienestar económico, indicado por la posibilidad de transformar las piedras en pan; el estilo espectacular y milagrero, con la idea de arrojarse desde el punto más alto del templo de Jerusalén y hacerse salvar por los ángeles y, en fin, el atajo del poder y del dominio, a cambio de un acto de adoración a Satanás.

Son los tres grupos de tentaciones, también nosotros los conocemos bien.

Jesús rechaza decididamente todas estas tentaciones y reafirma la firme voluntad de seguir la vía establecida por el Padre, sin ningún compromiso con el pecado y con la lógica del mundo. Noten bien cómo responde Jesús: Él no dialoga con Satanás como había hecho Eva en el paraíso terrenal. Jesús sabe bien que con Satanás no se puede dialogar porque, ¡es tan astuto! Por eso Jesús en vez de dialogar, como hizo Eva, elige de refugiarse en la Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra. Recordemos esto en el momento de las tentaciones, de nuestras tentaciones: ningún argumento con Satanás, sino siempre defendidos por la palabra de Dios, ¡y esto nos salvará! En sus respuestas a Satanás, el Señor nos recuerda ante todo que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4; Cfr. Dt 8, 3); y esto nos da fuerza, nos sostiene en la lucha contra la mentalidad mundana que abaja al hombre al nivel de las necesidades primarias, haciéndole perder el hambre de lo que es verdadero, bueno y bello, el hambre de Dios y de su amor.

Recuerda además que también está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios” (v. 7), porque el camino de la fe pasa también a través de la oscuridad, la duda, y se nutre de paciencia y de espera perseverante. Recuerda, en fin, Jesús, que está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (v. 10); o sea, debemos deshacernos de los ídolos, de las cosas vanas, y construir nuestra vida sobre lo esencial.

Estas palabras de Jesús encuentran después una confirmación concreta en sus acciones. Su absoluta fidelidad al designio del amor del Padre lo conducirá, después de casi tres años, a la rendición final de cuentas con el “príncipe de este mundo” (Jn 16, 11), en la hora de la pasión y de la cruz, y allí Jesús traerá su victoria definitiva, ¡la victoria del amor!

Queridos hermanos, el tiempo de la Cuaresma es ocasión propicia para todos nosotros para realizar un camino de conversión, confrontándonos sinceramente con esta página del Evangelio.

Renovemos las promesas de nuestro Bautismo: renunciemos a Satanás y a todas sus obras y seducciones, porque es un seductor él, ¿eh? Para caminar por los senderos de Dios y “llegar a la Pascua en la alegría del Espíritu” (Oración colecta del I Domingo de Cuaresma, Año A).

(Traducción de Griselda Mutual y María Fernanda Bernasconi – RV).

Fuente:
http://www.news.va

miércoles, 5 de marzo de 2014

Miércoles de Ceniza, Inicio de la Cuaresma

Hoy, Miércoles de Ceniza, quiero dejarles el mensaje que el Cardenal Mario Poli envió para la Cuaresma de este año.
                                                                                                                                Sergio Gustavo Arias



Queridos hermanos:

En la liturgia del primer domingo de Cuaresma, como Iglesia suplicante pedimos al Dios de toda misericordia: "concédenos avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en plenitud"

La Cuaresma cristiana que iniciamos con la imposición de las cenizas nos introduce cada año más intensamente en la celebración del Misterio Pascual de Cristo, participación en su muerte, resurrección y ascensión. Así aspiramos a que la victoria de Cristo, nuestra Cabeza, se cumpla en todo su pueblo santo.

Hoy la Iglesia, prolonga y perfecciona esta Pascua de Cristo, el Señor de la historia, a lo largo del tiempo, pasando continuamente de la muerte del pecado a la vida nueva y gozosa de la gracia.

Si bien todo el Año Litúrgico es una llamada a asimilar el Misterio de Cristo, durante la Cuaresma y la Pascua lo experimentamos con mayor intensidad.

Bellamente, los cinco domingos en un "in crescendo" nos "inician" en ese Misterio y nos entrenan en el paso de la muerte a la vida. Paso que expresa la liturgia cuaresmal con la palabra conversión: "cambio de mentalidad", “cambio de dirección". Que nuestra mentalidad tantas veces lejana al Evangelio, se convierta en mentalidad de Cristo. Que la vida cerrada a Dios y al prójimo se abra con docilidad a la misericordia de Dios que vivifica y al amor concreto a los hermanos que transfigura la realidad.

Rasguen los corazones, no las vestiduras, conviértanse al Señor nos pide Dios por el profeta. Rasgar el corazón es declarar su vulnerabilidad aceptando la tentación y dejándonos embriagar por la visión esperanzada de la vida futura. Rasgar el corazón es reconocer su dureza y sequedad, clamando con la Samaritana por el agua que da Vida. Rasgar el corazón es, como el ciego de nacimiento, dejar que por sus grietas pase la luz que disipa las tinieblas. Rasgar el corazón y dejar, como Lázaro, que a través de las vendas de la muerte, la voz potente del maestro contagie la vida.

Rasgar el corazón hoy, con un lenguaje iluminado desde la Pascua y heredero del magisterio del Papa Francisco que invitó e invita a la revolución de la ternura será para nosotros: “enternezcan el corazón”.

Enternezcan el corazón para que la gracia que abundantemente nos regala el Dios de la vida los empape y experimenten su salvación. Enternezcan el corazón para que ningún dolor ni aflicción de los hermanos les resulte indiferente. Enternezcan el corazón para sentir la suavidad de la ternura del Padre sobre las llagas y heridas de antaño en la humanidad. Enternezcan el corazón para experimentar la alegría del amor donado y compartido, que nunca nos deja insatisfechos.

Enternezcan el corazón para anunciar con gozo, desde la propia carne, el Evangelio de la Vida abundante. Este es signo exterior de una realidad interior de conversión y de gracia de Dios que nos renueva en cada Pascua.

Conversión personal y pastoral para una Iglesia en Cuaresma, no será solamente un pueblo que ayuna y llora, sino sobre todo la de una comunidad que se pone a la escucha orante de la Palabra viva de Dios. Una Iglesia que se deja moldear así por su Señor experimenta de modo entrañable que la inteligencia del misterio de Cristo vivido en plenitud consiste en “dejar libres a los oprimidos, partir su pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo...” Ayunar, para dar al prójimo.

Con este marco tan cargado y fortalecido por la presencia de Dios los invito, como iglesia Arquidiocesana, a reforzar sus esfuerzos y generosidad con el “gesto cuaresmal solidario”. La experiencia de estos años ha puesto de manifiesto la vitalidad de las palabras del Señor en el corazón de cada uno de ustedes, que se ha hecho gesto en el compromiso de nuestra Iglesia en Buenos Aires con sus miembros más débiles.

Que Dios les regale una profunda Cuaresma solidaria y una santa y gozosa Pascua.

                                                                    Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires.

Fuente:
http://www.aica.org

lunes, 3 de marzo de 2014

Papa Francisco - Transmisión de la Fe, Emergencia Educativa

Quiero dejarles estas palabras del Santo Padre de cuando recibió, este 28 de Febrero a los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina encabezados por el Cardenal Marc Ouellet, a quienes, dejando de lado el discurso que había preparado, les habló durante más de 17 minutos.

Texto de la alocución del Papa Francisco:


¡Buenos días! Agradezco al Cardenal Ouellet sus palabras y a ustedes todos, el trabajo que han hecho todos estos días. “Transmisión de la fe, emergencia educativa”.
“Transmisión de la fe” lo escuchamos varias veces, no nos hace tanto ruido la palabra. Sabemos que es una obligación hoy día cómo se transmite la fe, que ya fue tema propuesto para el anterior Sínodo que terminó en la evangelización.

Emergencia educativa es una expresión recientemente acuñada por ustedes, por los que prepararon esto. Y me gusta porque esto crea un espacio antropológico, una visión antropológica de la evangelización una base antropológica, ¿no? O sea, hay una emergencia educativa para la transmisión de la fe. Es como tratar el tema de la catequesis a la juventud desde una perspectiva, diríamos, de teología fundamental. Es decir, bueno, cuáles son los presupuestos antropológicos que hay hoy día en la transmisión de la fe, que hacen que para la juventud de América Latina esto sea emergencia educativa ¿no?

Y por eso creo que hay que ser repetitivo y volver a las grandes pautas de la educación, y la primera pauta de la educación es que educar, lo hemos dicho en la misma comisión, alguna vez lo hemos dicho, que no es solamente transmitir conocimientos, ¿no? transmitir contenidos, sino que implica otras dimensiones: O sea transmitir contenidos, hábitos y valoraciones, y los tres juntos.

Para poder transmitir la fe hay que crear el hábito de una conducta hay que crear la recepción de valores que la preparen y la hagan crecer. Hay que crear contenidos básicos. Si solamente queremos transmitir la fe con contenidos será una cosa superficial o ideológica, que no va a tener raíces. La transmisión tiene que ser de contenidos, con valores, valoraciones y hábitos, hábitos de conducta, ¿no? Los antiguos propósitos de nuestros confesores cuando éramos chicos, ¿no? “Bueno, en esta semana vos hacé esto, esto y esto” y nos iban creando un hábito de conducta, ¿no? Y no sólo el contenido, sino lo valores. O sea que en ese marco de la transmisión de la fe tiene que moverse, ¿no? Tres pilares ¿no?

Otra cosa que es importante para la juventud, transmitirle a la juventud y a los chicos también ¿no?, pero sobre todo a la juventud, es el buen manejo de la utopía. Nosotros en América Latina hemos tenido experiencia de un manejo no del todo equilibrado de la utopía, y que en algún lugar, en algunos lugares, no en todos, en algún momento nos desbordó, y al menos el caso de Argentina, podemos decir ¡Cuántos muchachos de la Acción Católica, por una mala educación de la utopía terminaron en la guerrilla de los años 70! ¿No?

Saber manejar la utopía, o sea, saber conducir. Manejar es una mala palabra. ¡Saber conducir y ayudar a crecer la utopía de un joven es una riqueza! ¡Un joven sin utopías es un viejo adelantado ¿no? envejeció antes de tiempo! ¿No? O sea, ¿cómo hago para que esta ilusión que tiene el chico, esta utopía, lo lleve al encuentro con Jesucristo? Es todo un paso que hay que ir haciendo. Me atrevo a sugerir lo siguiente: una utopía en un joven crece bien si está acompañada de memoria y de discernimiento. La utopía mira al futuro, la memoria mira al pasado y el presente se discierne.

El joven tiene que recibir la memoria y plantar, arraigar su utopía en esa memoria. Discernir en el presente su utopía, los signos de los tiempos, y así ya la utopía ya va adelante pero muy arraigada en la memoria, en la historia que ha recibido, discernida en el presente, maestros de discernimiento necesitamos para los jóvenes, y ya proyectada hacia el futuro. Entonces la emergencia educativa ya tiene un cauce allí para moverse desde lo más propio del joven que es la utopía.

De ahí la insistencia, que por ahí me escuchan a mí, del encuentro de los viejos y los jóvenes, ¿no? El icono de la Presentación de Jesús en el Templo, ¿no? O sea, el encuentro de los jóvenes con los abuelos es clave. Me decían algunos obispos de algunos países en crisis que donde hay una grande desocupación de jóvenes, que parte de la solución de los jóvenes está en que le dan de comer los abuelos. O sea, se vuelven a encontrar con los abuelos: Los abuelos tienen la pensión y salen de la casa de reposo, vuelven a la familia y además le traen esa memoria, ese encuentro.

Yo me acuerdo de una película que vi hace 25 años, más o menos de Fury Shaw, este japonés, este famoso director japonés, que es muy sencilla, una familia, dos chicos, papá y mamá. Papá y mamá se iban a hacer una gira por los Estados Unidos y les dejaron los chicos a la abuela. Chicos japoneses de coca-cola, hot-dog, o sea, de una cultura de ese tipo, ¿no? Y todo el film está en cómo esos chicos empiezan a escuchar lo que les cuenta la abuela, de la memoria de su pueblo. Cuando los padres vuelven, los desubicados son los padres, fuera de la memoria. Los chicos la habían recibido de los abuelos. Este fenómeno del encuentro de los chicos y los abuelos ha conservado la fe en los países del Este durante toda la época comunista, porque los padres no podrían ir a la Iglesia. Y me decían, (me estoy confundiendo… pero en estos días estuvieron, no se si los obispos búlgaros o de Albania, los que estuvieron ahí), me decían que las iglesias de ellos están llenos de viejos y de jóvenes. Los papás no van porque nunca se encontraron con Jesús ¿no? El encuentro de los chicos con los abuelos es clave para recibir la memoria de un pueblo y el discernimiento en el presente. Maestros de discernimiento, consejeros espirituales. Y aquí es importante para la transmisión de la fe de los jóvenes, el apostolado cuerpo a cuerpo. O sea, el discernimiento en el presente no se puede hacer sin un buen confesor, un buen director espiritual que se anime a aburrirse horas y horas escuchando a los jóvenes. Entonces, memoria del pasado discernimiento del presente, utopía del futuro. En ese esquema va creciendo la fe de un joven.

Tercero que diría como emergencia educativa es esta transmisión de la fe y también de la cultura, es el problema de la cultura del descarte. Hoy día, por la economía que se ha implantado en el mundo, bueno, en el centro está el dios dinero y no la persona humana, y todo lo demás se ordena, y lo que no cabe en ese orden, se descarta, ¿no? Y se descartan los chicos que sobran, que molestan o que no conviene que vengan. Los obispos españoles me decían recién la cantidad de abortos, ¡el número! ¡Yo me quedé helado! ¿no? Ellos tienen ahí los censos de eso, más o menos…

Se descartan los viejos, ¿no? tienden a descartar. En algunos países de América Latina hay eutanasia encubierta, ¡hay eutanasia encubierta! Porque las obras sociales pagan hasta acá, no más, y los pobres viejitos, ¡como puedan! Recuerdo haber visitado un hogar de ancianos en Buenos Aires, del Estado, donde estaban las camas llenas, y como no había más camas, ponían colchones en el suelo, y estaban los viejitos ahí… ¡¿un país no puede comprar una cama?! ¡Eso indica otra cosa! ¿No?... pero son material de descarte: sábanas sucias, con todo tipo de suciedad, sin servilletas, los viejitos comían ahí, se limpiaban la boca con la sábana… eso lo vi yo, no me lo contó nadie. Son material de descarte, pero eso se nos mete adentro…

Y acá caigo en lo de los jóvenes: Hoy día como molesta a este sistema económico mundial la cantidad de jóvenes que hay que darle fuente de trabajo, el porcentaje alto de desocupación de los jóvenes. Si estamos teniendo una generación de jóvenes que no tienen la experiencia de la dignidad. No que no comen, porque le dan de comer los abuelos, o la parroquia, o la sociedad de fomento, o el Ejército de la salvación, o el club del barrio… el pan lo come, pero no la dignidad de ganarse el pan y llevarlo a casa. Hoy día los jóvenes entran en esta gama de material de descarte. Entonces, dentro de la cultura del descarte, miremos a los jóvenes que nos necesitan más que nunca. No sólo por esa utopía que tiene, porque el joven está sin trabajo, tiene anestesiada la utopía, la estuvo a punto de perder. No sólo por él, sino por la urgencia de transmitir la fe a una juventud que hoy día es material de descarte también.

Y dentro de este ítem de material de descarte, el avance de la droga sobre la juventud. No es solamente un problema de vicio. Las adicciones son muchas, como todo cambio de época, se dan fenómenos raros entre los cuales está la proliferación de las adicciones, ¿no? La ludopatía ha llegado a niveles sumamente altos, pero la droga es el instrumento de muerte de los jóvenes. Hay todo un armamento mundial de droga que está destruyendo esta banda, esta generación de jóvenes que están destinados al descarte.

Esto es lo que se me ocurrió decir, compartir, ¿no? Primero como estructura educativa, transmitir contenidos, hábitos y valoraciones. Segundo la utopía del joven, relacionarla y armonizarla con la memoria y el discernimiento. Tercero la cultura del descarte como uno de los fenómenos más graves que está sufriendo nuestra juventud, sobretodo por el uso que de esa juventud puede hacer y está haciendo la droga para destruirla. Estamos descartando nuestros jóvenes.

¿El futuro cuál es? Sale por una obligación: la Traditio fidei es también Traditio spe y la tenemos que dar.
La pregunta final que quisiera dejarles es: Cuando la utopía cae en el desencanto, ¿cuál es nuestro aporte? La utopía de un joven entusiasta, hoy día está resbalando hacia el desencanto. Jóvenes desencantados a los cuales hay que darles fe y esperanza.

Les agradezco de todo corazón el trabajo de ustedes, de estos días, para salir al frente de esta emergencia educativa, y bueno, ¡sigan adelante! ¡Necesitamos ayudarnos en esto, en todo esto, en las conclusiones de ustedes y todo lo que podemos hacer! ¡Muchas gracias!

(Transcripción de Mariana Puebla – RV).





Fuente:
http://www.vatican.va