lunes, 12 de mayo de 2014

Padre Jorge Loring S.J. - Cuatro Aspectos del Pecado

El Padre Jorge Loring S.J., apologista y escritor del exitoso libro “Para Salvarte”, nos expone cuatro aspectos del pecado:

·        -  El Pecado, la Gran Bajeza
·        -  El Pecado, la Gran Locura
·        -  El Pecado, la Gran Primada
·         - El Pecado, la Gran Canallada

domingo, 11 de mayo de 2014

Monseñor Héctor Aguer - Nuevas Tecnologías y Relaciones Humanas

En este video el Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, nos habla sobre las nuevas tecnologías en la comunicación y cómo pueden afectar las relaciones humanas.



martes, 6 de mayo de 2014

Aborto - Un Caso Para Reflexionar

El aborto en Argentina está penado en el artículo 86 del C.P. Aunque en el mismo Código, en los incisos 1° y 2° del artículo antes citado existen justificativos para este crimen, no fue hasta el año 2012, por disposición de la Suprema Corte de Justicia, que se permite practicar un aborto en casos de violación, a cualquier mujer, cualquiera sea su condición o el riesgo que corre. En síntesis, lo que la Corte Suprema de Justicia hizo fue despenalizar el aborto de facto.

Para entender cómo es que la Corte Suprema llegó a este grado de irracionalidad, tenemos que revisar un poco el “currículum” de la actual ministra de dicha corte. Se trata de Carmen María Argibay, militante atea y feminista, que está a favor de la despenalización del aborto por considerarlo un “derecho” de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. Fue presa política durante el Proceso de Reorganización Nacional e integra la Corte desde el 3 de Febrero del año 2005.

Desde la reforma de la Constitución del año 1994, el Pacto de San José de Costa Rica, que entre otras cosas, declara inviolable el derecho a la vida del no nacido, tiene jerarquía constitucional. La “década ganada” en nuestro país instrumentalizó esta Convención de DDHH para vengarse de sus antiguos enemigos y así encarcelar a militares ancianos en cárceles comunes (violando el Pacto), dejar en libertad a personas que instauraron el terror en las décadas del 60 y 70, darles cargos públicos importantísimos, destruir totalmente a las FF.AA., FF.SS y FF.PP, y un sinfín de singularidades que sólo pueden tener lugar en un régimen criminal.

Entre los beneficiados de estas disposiciones, está la señora Argibay. Como cualquier persona con un poco de sentido común puede pensar, la tortura llevada a cabo por algunos miembros de las Fuerzas en época del Proceso, es inadmisible, por más criminal que sea el torturado. Obviamente, esto se aplica aún con mayor peso para el inocente. ¿A esta señora le importan realmente los DD.HH, siendo que por un lado execra las torturas a terroristas, pero por el otro considera asesinar a un bebé un derecho?

Hace pocos días, invadió los medios la noticia de una adolescente de 13 años, abusada sexualmente por un degenerado, que quedó embarazada. En un hospital público se negaron a practicarle el aborto, pero días después se lo practicaron en una clínica privada. El niño que había sido concebido en el vientre de esta chica tenía ya seis meses. Un mes y medio atrás de esta noticia, en nuestro país, nacía un bebé seismesino. Y casos de niños nacidos antes, abundan.

Muchos criminales que apoyan la práctica del aborto, aducen que el bebé en el vientre de su madre, aún no es persona. ¿Realmente puede existir un convencimiento pleno de esta afirmación, que atenúe la criminalidad de esta gente, o tenemos que pensar que se trata de verdaderos genocidas? Yo me inclino por la segunda opción. Es inaudito pensar que los miles de militantes feministas, que buscan la implementación del aborto, utilizando todas las herramientas jurídicas a su alcance, presión política y otras estrategias; sean tan imbéciles como para no saber que un bebé de seis meses es una persona.

Algunos “representantes del pueblo”, hace muy poco, salieron a festejar el bautismo de la hija de una mujer unida civilmente con otra. Fue realmente una fiesta que tuvo repercusión internacional y hasta contó con la participación de la "Señora del 54%". Lo que tendría que haber sido un bautismo normal, de una niña que no tiene la culpa de la inmoralidad de los mayores, ocupó muchas páginas de periódicos y estuvo en boca de muchas personalidades importantes.

Hasta hoy, absolutamente nadie salió a opinar sobre el asesinato de este bebé. Ni siquiera un minuto de silencio en el ámbito público. Ni una muestra de sensibilidad, aunque sea hipócrita, de quienes supuestamente tienen que tutelar la integridad de las personas.

¿Qué método habrán utilizado en esa clínica para extraer del vientre de la adolescente a ese bebé? Como comentaba arriba, hay bebés que nacen seismesinos, por lo tanto ya tenía todo el sistema nervioso desarrollado. ¿Qué hicieron cuando vio la luz para matarlo? ¿En qué mente podrida puede caber la posibilidad de desmembrar a una criatura inocente? Nadie se lo pregunta. Solamente se puede ver a las feministas desnudas en las calles, celebrando un logro más y a uno que otro periodista emitiendo opiniones baladíes sobre si está bien o mal lo que hicieron estos malditos. ¿Qué van a hacer con la adolescente que tiene el trauma de haber sido violada y ahora se le agregó otro peor? ¿Van a salir a decir que era peor que diera a luz a su hijo y darlo en adopción, que asesinarlo?

En el siglo pasado se justificaban matanzas en masa, culpando a grupos minoritarios de las desgracias de una población. Hoy se justifica la matanza de bebés, seres totalmente indefensos, adjudicándoles todos los males sufridos por sus madres. ¿No nos alcanzaron las masacres que llevaron a cabo tantas dictaduras, que justificaban el genocidio, para aprender que el valor de la vida humana no tiene por encima ningún otro derecho? Y mucho menos cuando se trata de la vida de un inocente.

Recemos, hermanos, por esos niños asesinados, sin oportunidad siquiera de un bautismo. Que la Misericordia de Dios los acoja en su Reino. También pidamos por los promotores de esta cultura de la muerte, para que el Señor pueda tocar sus corazones, se arrepientan y puedan salvar sus almas.

Que Dios los bendiga.

Gustavo Arias.

lunes, 5 de mayo de 2014

Diarios Digitales: Medios Para la Evangelización

Desde su comercialización, internet produjo una verdadera revolución en lo referido a medios de comunicación, como así también en áreas como el arte, la literatura y otras disciplinas. Trajo progresos, pero también decadencia. Lo que en otros tiempos era difícil de conseguir porque en el país no existía, hoy está al alcance de un clic. La pornografía está presente hasta en las páginas mas “serias”, la violencia es difundida en distintos sitios webs como objeto de entretenimiento y la contranatura y otras inmoralidades, vistas como algo normal, están prácticamente presentes en todos los diarios digitales. Y sobre esto último quiero referirme hoy.

Los diarios digitales más populares, que suelen tener también su versión impresa, y son leídos por millones de personas diariamente, difunden, como dijimos en el primer párrafo, todas las inmoralidades presentándolas como buenas, distorsionan información, según la tendencia política propia del diario y presentan las noticias del Papa y la Iglesia como a ellos les parece que deba ser presentada, menos como realmente debería serlo, dando lugar a interpretaciones descabelladas de palabras del Santo Padre, etc. Pero como Dios de lo más aberrante puede sacar cosas buenas, podemos ser nosotros sus instrumentos para llevar adelante una tarea evangelizadora.

Hace un tiempo me hice una cuenta en un diario muy popular aquí en Argentina, ya que en los foros se puede emitir opiniones. Hay gente buena y gente mala, como en todos los ámbitos, pero sobre todo me llamó la atención la obra evangelizadora de algunos y el buen combate dialéctico sostenido por otros en defensa de nuestra Santa Religión.

Me parece que, si bien la gran mayoría de los que escribe en esos foros, son militantes del odio misoteísta; la minoría católica, cristiana de otras denominaciones, religiones o simplemente atea, pero que respeta las creencias de los demás, hace un gran bien en pos de la Verdad y el respeto entre las personas. Podemos encontrarnos gente que comenta cosas como “Yo soy ateo, pero respeto las creencias de los demás y me parece que juzgar al Papa hoy, año 2014, por lo que pudieron hacer papas anteriores, es un error” ó “No se puede juzgar con la mentalidad y la idiosincrasia de hoy, hechos ocurridos hace quinientos años”. Como verán, no evangelizan, pero sí hacen un gran bien aportando razonamientos a favor de la sana convivencia y el respeto muto.

Pero aquí quiero centrarme principalmente en las posibilidades que se nos presentan para la evangelización y la defensa de la Iglesia. Como dijimos mas arriba, la cantidad de gente que lee los diarios digitales es enorme y muchos de ellos leen también los comentarios que hacen los usuarios en el foro, por lo tanto un comentario evangelizador llegará, como mínimo a decenas de personas. Otra ventaja es que los usuarios que escriben barbaridades e incluso verdaderas blasfemias, generalmente son impulsados por el odio a lo sacro y no son verosímiles ni siquiera para los ateos verdaderos, ya que escriben frases sacadas de páginas o libros de autores mediocres, que repiten lo mismo una y otra vez, haciendo referencia a la inquisición, las cruzadas, la pedofilia en la Iglesia y demás sandeces que son presentadas entre insultos, por lo tanto la credibilidad es baja para los cortos de mente y nula para quien tiene un CI normal.

El principio fundamental para desarrollar nuestra evangelización en estos medios es no caer en la bajeza de los cristianófobos. Si ellos nos insultan, nosotros oremos por ellos; si nos preguntan con real anhelo de aprender, respondamos. No olvidemos que muchos de ellos nunca oyeron el Evangelio y simplemente repiten las tonterías que dicen sus amigos. Hay que aprender a distinguir a aquellos usuarios que son medianamente formados y malintencionados. Dicen cosas como “Santo Tomás de Aquino dijo que las mujeres son defectuosas y mal nacidas”. Ante estas afirmaciones falsas, solamente basta DECIR LA VERDAD. Cualquiera que lea estas premisas, dichas supuestamente por un Santo, se va a dar cuenta que está sacada de contexto o que es un invento de alguien de pocas luces. En internet hay información buena y mala; quien quiera sacarse las dudas realmente de lo que dijo o no dijo un Santo, puede hacerlo tranquilamente, por lo tanto NO TENGAMOS MIEDO DE DECIR LA VERDAD ante las falsas acusaciones de estas personas.



Una vez identificados los mal intencionados y, de ser necesario contraponer a sus afirmaciones la Verdad, es fundamental no interactuar con ellos. Evitemos decir su nombre (o apodo) para que no crean que les estamos dando importancia, ya que no son ellos exclusivamente el objeto de nuestro apostolado, sino todas las personas y la difusión de la Verdad. Para explicarlo mejor: Si confrontamos con ellos, podemos dar la apariencia de que se trata de algo personal, cuando en verdad lo que hacemos es desmitificar, evangelizar y ayudar a que las personas de buena voluntad no se dejen engañar por afirmaciones producto del odio de misoteístas.

Otros usuarios, aunque pueden pensar distinto a la Verdad, tienen buenas intenciones y hacen preguntas que realmente vale la pena responder. Como advertencia y por experiencia propia les digo que son los menos. Es importantísimo, cuando recibimos una pregunta, ver comentarios anteriores del mismo usuario. En muchas ocasiones se trata de un cristianófobo recalcitrante que nos pregunta algo irónicamente para luego burlarse y continuar insultándonos.

La evangelización a través de estos medios implica paciencia y mucha oración. No es lo mismo predicar en un grupo parroquial que hacerlo frente a la hostilidad de personas que odian a Cristo y a su Iglesia. Es muy importante proponerle a los demás hermanos en la Fe que oren por los que están alejados de Cristo, pero fundamentalmente por aquellos que nos persiguen, nos insultan, calumnian contra el Santo Padre y la Iglesia. La oración trae grandes frutos y conversiones.

No olvidemos que nosotros tenemos la ventaja más grande: Pertenecemos a la Iglesia de Cristo, que es depositaria de la Verdad plena, por lo tanto ninguna afirmación contraria a la recta doctrina va a poder encontrar real acogida en los hombres, que fuimos creados por Dios, para Dios y poseemos una naturaleza que, aunque haya quienes quieran torcerla, está en una constante búsqueda del Creador.

Además no olvidemos la promesa que el mismo Cristo hizo a Pedro cuando fundó su Iglesia: Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Demos testimonio de nuestra Fe con educación, buen humor y sobre todo con mucha Caridad con los que nos odian. El amor siempre va a vencer al odio y las personas que aún no están muy convencidas de su cristianismo, van a optar siempre por la propuesta amorosa y, sobre todo, por la Verdad.

¡Que Dios los bendiga!

Gustavo Arias.

viernes, 2 de mayo de 2014

San Anatasio, Doctor de la Iglesia

Hoy, 2 de Mayo, la Iglesia celebra a San Anatasio.



Es la gran figura de la Iglesia en el siglo IV, junto con San Basilio el Grande, San Gregorio Nacianceno y San Gregorio de Nisa, en Oriente, San Hilario y San Ambrosio en Occidente. Por su incansable defensa del símbolo de la fe promulgado en el Concilio de Nicea, se le denomina Padre de la ortodoxia y columna de la fe.

Nació en Alejandría de Egipto, en el año 295, aquí recibió su formación filosófica y teológica.

Apenas se sabe nada de los primeros treinta años de su vida. Nació en un ambiente cosmopolita, adoradores de dioses grecoegipcios, proliferan los maniqueos y los gnósticos.

Fue ordenado diácono a los 24 años. Tiene un hermano, Pedro, que le sucederá como obispo. Ambos conocieron en su infancia las persecuciones de Diocleciano, que concluyeron en el 305 con la muerte del tirano.

Era un hombre pequeño de estatura, de constitución más bien débil, pero de porte firme. "Un luchador, pastor consumado, espíritu despierto, con un ojo abierto a la tradición cristiana, a los acontecimientos y a los hombres, carácter indomable, a la vez que simpático." (Historie ancienne de l´Eglise II, 168)

Durante 10 años Atanasio se incorpora al clero alejandrino, y llega a hablar: copto (lengua dialectal), Koiné (griego popular), y griego clásico, empleado en las conferencias y en las disputas entre eruditos.

Hacia el 320, el joven escritor había redactado su primera obra: "Contra los paganos y la encarnación del Verbo". Los temas principales son: Refutación del helenismo, Transcendencia del único Dios verdadero, carácter redentor del de la Encarnación. En el punto central se encuentra la muerte y resurrección de Jesús.

Brillante escritor que expone teológicamente y defiende contra las diversas herejías -apoyado en el estudio de la Escritura y en la Tradición- la fe verdadera en la Santísima Trinidad.

La controversia arriana alcanza su culmen en el 323, Atanasio; que es ya secretario episcopal, lleva tres años de diácono, apoya y defiende al obispo contra los errores de Arrio, presbítero de la archidiócesis.

Arrio propone: "El Verbo divino no es eterno. Fue creado en el tiempo por el Padre, que es Dios Por tanto, sólo se le llama Hijo de Dios de modo metafórico".

Condenado por sus graves errores, Arrio se refugia en Cesarea. Muy pronto, a comienzos del 325, el emperador que se atribuye el título de "obispo desde fuera" convoca el 1er Concilio Universal (el 1º de los ecuménicos) "con objeto de restaurar la unidad amenazada".

El emperador preside los sermones e interviene constantemente en los asuntos eclesiales para los que le falta formación y capacidad de discernimiento. Se celebra en Nicea (Isnik, en la Turquía actual), donde deliberan 250 obispos. En programa: controversia arriana; cisma de Melitios de Licópolis, promotor de una jerarquía paralela.

Los laicos no tienen derecho a tomar la palabra, solo los obispos pueden expresarse: No obstante, dos diáconos, tomaron parte de las discusiones: Alejandro de Constantinopla y Atanasio de Alejandría. Este último despliega tal elocuencia y tal fuerza de persuasión que sus adversarios le temieron más que a ninguno.

Desplaza a un lado a Arrio y pone al hereje ante dos interrogantes fundamentales: "Si el Verbo fue creado, ¿Cómo es que Dios que lo ha creado no podía crear el mundo? Si el mundo no ha sido creado por el Verbo, ¿Por qué no podía haber sido creado por Dios?

Finalmente en la línea correcta de la defensa de Atanasio, el Concilio proclama que el "Verbo es consustancial al Padre". El 19 de Junio del 325 la asamblea redacta la formula. ("Símbolo de Nicea"):

"Creo en un solo Dios,

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero"...

El joven diácono, ordenado sacerdote, defenderá durante 3 años esta " fe de Nicea". Cuando cumpla los treinta y cinco será nombrado obispo (en el año 328) en la sede de Alejandría, entre proclamaciones de alegría de las gentes.

Pero desdichadamente las tempestades se levantan enseguida, alternando con algunas pausas de paz armada. Sufrirá cinco veces el exilio de forma que de cuarenta y cinco años de episcopado, dieciocho los pasará fuera de su sede. Esta forzada soledad se hace más desolada aún por el abandono completo de sus compañeros de lucha. Atanasio no se rinde: obligado a huir, se esconde en el desierto, confundiéndose con los monjes de la Tebaida. Parece ser que pasa cuatro meses en la periferia de Alejandría, escondido en la tumba de su padre. No hay violencia o vejación alguna que logre doblegarlo; está dispuesto a todo con tal de defender la divinidad del Verbo.

Atanasio es una figura que impone: parece personificar a la Iglesia misma. Evidentemente no bastan las dotes humanas para doblegar a una figura histórica de esta talla. Sabemos que desde su juventud, Atanasio es un enamorado de Cristo. Le apasiona, sobre todo la humanidad de Cristo, y basta hojear algunas páginas del tratado "La Encarnación del Verbo" para comprender hasta qué punto ha sido ella objeto de su meditación.

"El Verbo, pues, se ha hecho hombre para que nosotros, los hombres, al volver a adquirir la imagen del Verbo pudiésemos ser divinizados y salvados".

Aún hoy, la Iglesia, después de dieciséis siglos, reflexionando sobre el designio de amor y de misericordia que Dios ha inventado para los hombres, repite conmovida las mismas palabras de Atanasio. "Propter nos homines et propter nostram salutem descendit de coelis": por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo." Y de cualquiera manera que consideres las cosas –continúa Atanasio- el Verbo, con su encarnación ha manifestado su filantropía, su amor hacia los hombres, ha encarcelado la muerte, y nos ha hecho nuevos". "Nos ha verbificado", dirá en otro sitio, porque cuando el Verbo asumió nuestra naturaleza, nosotros no hicimos concorpóreos con Él, y somos verdaderamente cuerpo de Cristo. En Jesús se encuentra toda la humanidad que ha sido penetrada por la divinidad del Verbo; y, en definitiva, el "hacerse hombre", por parte del Verbo, y el "ser divinizados" por nuestra parte, no son más que dos aspectos complementarios de la misma realidad. La idolatría causada por el pecado ha sido vencida: en Jesús, Verbo hecho hombre como nosotros, los hombres se encuentran la plenitud de lo que buscan; no existe aspiración humana a la belleza, a la grandeza, a la potencia, a la sensibilidad, al amor, a la verdad, que Jesús no pueda colmar".

Sin embargo, Atanasio no se ha quedado en un punto de vista puramente especulativo; si tuvo profundas intuiciones sobre ese misterio, es porque siguió el camino evangélico, que es la única metodología válida: "A quien me ama me manifestaré" "¿Quieres comprender las palabras de los santos? –dice Atanasio- Purifica tu pensamiento e imita su vida, de lo contrario no puedes comprender lo que Dios les ha revelado. ¿Quieres comprender a Cristo? Haz pura tu alma e imita las virtudes de Cristo, porque solo así puedes comprender algo del Verbo de Dios". (De incarnatione Verbi, 57)

Durante los siete últimos años de su vida da los últimos retoques a sus obras que contienen su testamento espiritual: Cartas, Vida de San Antonio, describe las "desventuras del famoso eremita, atormentado por los demonios a los que rechazaba victoriosamente. Verdadera historia de la vida religiosa primitiva.

Testigo de la fe más que pionero de la teología, luchador ejemplar, activista de la resistencia, que hizo frente a las pretensiones de un cesaropapismo naciente así como a los ataques de los conspiradores arrianos. Admirable defensor de la fe de Nicea.

Falleció en el 373, ocho años antes de que el – Concilio I de Constantinopla, 2º ecuménico, reafirmará solemnemente la fe de Nicea y diera término a la herejía arriana.


ALGUNOS TEXTOS DE SAN ATANASIO

La unidad de la Santa Trinidad

(Carta I a Serapión, 28-30)

Es cosa muy útil investigar la antigua tradición, la doctrina y la fe de la Iglesia Católica, aquella que el Señor nos ha enseñado, la que los Apóstoles han predicado y los Padres han conservado. En ella, en efecto, tiene su fundamento la Iglesia; y si alguno se aleja de esa doctrina, de ninguna manera podrá ser ni llamarse cristiano.

Nuestra fe es ésta: la Trinidad santa y perfecta, que se distingue en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu Santo, no tiene nada extraño a sí misma ni añadido de fuera, ni está constituida por el Creador y las criaturas, sino que es toda Ella potencia creadora y fuerza operativa. Una sola es su naturaleza, idéntica a sí misma; uno solo el principio activo, una sola la operación. En efecto, el Padre realiza todas las cosas por el Verbo en el Espíritu Santo; de este modo se conserva intacta la unidad de la santa Trinidad. Por eso en la Iglesia se predica un solo Dios que está por encima de todas las cosas, que actúa por medio de todo y está en todas las cosas (cfr. Ef 4,6).

Está por encima de todas las cosas ciertamente como Padre, principio y origen. Actúa a través de todo, sin duda por medio del Verbo. Obra, en fin, en todas las cosas en el Espíritu Santo. El Apóstol Pablo, cuando escribe a los corintios sobre las realidades espirituales, reconduce todas las cosas a un solo Dios Padre como al Principio, diciendo: hay diversidad de carismas, pero un solo Espíritu; hay diversidad de ministerios; pero un solo Señor; hay diversidad de operaciones, pero uno solo es Dios que obra en todos (1 Cor 12,4 6). En efecto, aquellas cosas que el Espíritu distribuye a cada uno proviene del Padre por medio del Verbo, pues verdaderamente todo lo que es del Padre es también del Hijo. De ahí que todas las cosas que el Hijo concede en el Espíritu son verdaderos dones del Padre.

Igualmente, cuando el Espíritu está en nosotros, también en nosotros está el Verbo de quien lo recibimos, y en el Verbo está también el Padre; de este modo se realiza lo que está dicho: vendremos (Yo y el Padre) y pondremos en él nuestra morada (Jn 14,23). Porque donde está la luz, allí se encuentra el esplendor; y donde está el esplendor, allí está también su eficacia y su espléndida gracia.

Lo mismo enseña San Pablo en la segunda epístola a los Corintios, con estas palabras: la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunicación del Espíritu Santo estén con todos vosotros (2 Cor 13,13). La gracia, en efecto, que es don de la Trinidad, es concedida por el Padre, por medio del Hijo, así no podemos participar nosotros del don sino en el Espíritu Santo. Y entonces, hechos partícipes de Él, tenemos en nosotros el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del mismo Espíritu.


La condescendencia divina

(La Encarnación del Verbo)

La creación del mundo y la formación del universo ha sido entendida por muchos de manera diferente y cada cual la ha definido según su propio parecer. En efecto, unos dicen que el universo llegó al ser espontáneamente y por azar, como los Epicúreos, quienes cuentan en sus teorías que no existe providencia en el mundo y hablan en contra de los fenómenos evidentes de la experiencia. Pues si, como ellos dicen, todo se originó espontáneamente y sin providencia, sería necesario que todo hubiera nacido simple, semejante y no diferente. Como en un solo cuerpo sería necesario que todo fuera sol y luna, y en los hombres sería necesario que todo fuera mano, ojo, o pie. Pero ahora no es así: vemos por un lado el sol, por otro la luna, por otro la tierra; y por lo que se refiere al cuerpo humano, una cosa es el pie, otra la mano, otra la cabeza. Tal orden nos indica que ellos no surgieron espontáneamente, sino que nos señala que una causa precedió a su creación, a partir de la cual es posible pensar que fue Dios quien ordenó y creó el universo.

Otros, entre los que se encuentra el que es tan grande entre los griegos, Platón, pretenden que Dios creó el mundo a partir de una materia preexistente e increada; Dios no habría podido crear nada si esta materia no hubiera preexistido, de la misma manera que la madera debe existir antes que el carpintero, para que éste pueda trabajar. Los que hablan así no saben que atribuyen a Dios la impotencia. Pues si Él mismo no es causante de la materia, sino que simplemente hace las cosas a partir de una materia preexistente, se revela impotente, puesto que sin esta materia no pude producir ninguno de los seres creados; del mismo modo, sin duda, que es una impotencia para el carpintero no poder fabricar sin madera ninguno de los objetos necesarios. Y, ¿cómo se podría decir que es el Creador y el Hacedor, si toma de otra cosa, quiero decir de la materia, la posibilidad de crear?. Si fuera así, Dios sería, según ellos, solamente un artesano y no el creador que da el ser, si trabaja la materia preexistente, sin ser Él mismo causante de esta materia. En una palabra, no se puede decir que es Creador, si no crea la materia de la cual vienen las criaturas.

Los herejes imaginan un creador del universo distinto del Padre de nuestro Señor Jesucristo y, al decir esto, dan prueba de una extrema ceguera. Pues cuando el Señor dice a los judíos: ¿No habéis leído que el Creador desde el principio los hizo varón y hembra?, añade: por esto el hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne; lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, (Mt 19,4-6), ¿cómo suponer una creación extraña al Padre? si, según Juan, que encierra todo en una sola palabra: todo ha sido hecho por Él y sin Él nada ha sido hecho (Jn 1,3 ), ¿cómo podría existir un creador distinto del Padre de Cristo?.

He aquí sus fábulas; pero la enseñanza inspirada por Dios y la fe en Cristo rechazan como impiedad sus vanos discursos. Los seres no han nacido espontáneamente, a causa de la falta de providencia, ni a partir de una materia preexistente, a causa de la impotencia de Dios, sino que Dios, mediante su Verbo, a partir de la nada ha creado y traído al ser todo el universo, que antes no existía en absoluto. En un principio creó Dios el cielo y la tierra (Gn 1,1) (...). Es lo que Pablo indica cuando dice: Por la fe conocemos que los mundos han sido formados por la palabra de Dios, de suerte que lo que vemos no ha sido hecho a partir de cosas visibles (Heb 11,3). Pues Dios es bueno, o mejor aún, es la fuente de toda bondad, y lo que es bueno no sabría tener envidia por nada; por tanto, no envidiando la existencia de ninguna cosa, creó todos los seres de la nada mediante Nuestro Señor Jesucristo, su propio Verbo. Entre estos seres, de todos los que existían sobre la tierra, tuvo especial piedad del género humano, y viéndolo incapaz, según la ley de su propia naturaleza, de subsistir siempre, le concedió una gracia añadida: no se contentó con crear a los hombres, como había hecho con todos los animales irracionales que hay sobre la tierra, sino que los creó a su imagen, haciéndolos participes del poder de su propio Verbo. Así, como si tuvieran una sombra del Verbo, y convertidos ellos mismos en racionales, los hombres podrían permanecer en la felicidad, viviendo en el paraíso la verdadera vida, que es realmente la de los santos. Sabiendo además que la voluntad libre del hombre podría inclinarse en uno u otro sentido, les tomó la delantera y fortaleció la gracia que les había dado, con la imposición de una ley y un lugar determinado. Los introdujo, en efecto, en el paraíso y les dio una ley, de modo que si ellos guardaban la gracia y permanecían en la virtud, tendrían en el paraíso una vida sin tristeza, dolor ni preocupación, además de la promesa de inmortalidad en los cielos. Pero si transgredían esta ley y, dándole la espalda, se convertían a la maldad, que supieran que les esperaba la corrupción de la muerte, según su naturaleza, y que no vivirían ya en el paraíso, sino que en el futuro morirían fuera de él y permanecerían en la muerte y en la corrupción. Es lo que la divina Escritura pronostica, hablando por boca de Dios: comerás de todo árbol que hay en el paraíso, pero no comáis del árbol del conocimiento del bien y del mal; el día que comáis de él, moriréis de muerte (Gn 2,16-17). Éste "moriréis de muerte" no quiere decir solamente moriréis, sino permaneceréis en la corrupción de la muerte (...). Por esta razón el incorpóreo e incorruptible e inmaterial Verbo de Dios aparece en nuestra tierra. No es que antes hubiera estado alejado, pues ninguna parte de la creación estaba vacía de Él, sino que Él llena todos los seres operando en todos en unión con su Padre. Pero en su benevolencia hacia nosotros condescendió en venir y hacerse manifiesto. Pues vio al género racional destruido y que la muerte reinaba entre ellos con su corrupción; y vio también que la amenaza de la transgresión hacía prevalecer la corrupción sobre nosotros y que era absurdo abrogar la ley antes de cumplirla; y vio también qué impropio era lo que había ocurrido, porque lo que Él mismo había creado, era lo que pereció; y vio también la excesiva maldad de los hombres, porque ellos poco a poco la habían acrecentado contra sí hasta hacerla intolerable. Vio también la dependencia de todos los hombres ante la muerte, se compadeció de nuestra raza y lamentó nuestra debilidad y, sometiéndose a nuestra corrupción, no toleró el dominio de la muerte, sino que, para que lo creado no se destruyera, ni la obra del Padre entre los hombres resultara en vano, tomó para sí un cuerpo y éste no diferente del nuestro. Pues no quiso simplemente estar en un cuerpo, ni quiso solamente aparecer, pues si hubiese querido solamente aparecer, habría podido realizar su divina manifestación por medio de algún otro ser más poderoso. Pero tomó nuestro cuerpo, y no simplemente esto, sino de una virgen pura e inmaculada, que no conocía varón, un cuerpo puro y verdaderamente no contaminado por la relación con los hombres.

En efecto, aunque era poderoso y el Creador del universo, prepara en la Virgen para Sí el cuerpo como un templo y lo hace apropiado como un instrumento en el que sea conocido y habite. Y así, tomando un cuerpo semejante a los nuestros, puesto que todos estamos sujetos a la corrupción de la muerte, lo entregó por todos a la muerte, lo ofreció al Padre, y lo hizo de una manera benevolente, para que muriendo todos con Él se aboliera la ley humana que hace referencia a la corrupción(porque se centraría su poder en el cuerpo del Señor y ya no tendría lugar en el cuerpo semejante de los hombres), para que, como los hombres habían vuelto de nuevo a la corrupción, Él los retomara a la incorruptibilidad y pudiera darles vida en vez de muerte, por la apropiación de su cuerpo, haciendo desaparecer la muerte de ellos, como una caña en el fuego, por la gracia de la resurrección.


Unidad y distinción entre el Padre y el hijo.

"Yo en el Padre, y el Padre en mí" (Jn 14,10). El Hijo está en el Padre, en cuanto podemos comprenderlo, porque todo el ser del Hijo es cosa propia de la naturaleza del Padre, como el resplandor lo es de la luz, y el arroyo de la fuente. Así el que ve, al Hijo ve lo que es propio del Padre, y entiende que el ser del Hijo, proviniendo del Padre, está en el Padre. Asimismo el Padre está en el Hijo, porque el Hijo es lo que es propio del Padre, a la manera como el sol está en su resplandor, la mente está en la palabra, y la fuente en el arroyo. De esta suerte, el que contempla al Hijo contempla lo que es propio de la naturaleza del Padre, y piensa que el Padre está en el Hijo. Porque la forma y la divinidad del Padre es el ser del Hijo, y, por tanto, el Hijo está en el Padre, y el Padre en el Hijo. Por esto con razón habiendo dicho primero "Yo y el Padre somos uno" (Jn 14,10), añadió: "Yo en el Padre y el Padre en mí" (Jn 13,10): así manifestó la identidad de la divinidad y la unidad de su naturaleza.

Sin embargo, son uno pero no a la manera con que una cosa se divide luego en dos, que no son en realidad más que una; ni tampoco como una cosa que tiene dos nombres, como si la misma realidad en un momento fuera Padre y en otro momento Hijo. Esto es lo que pensaba Sabelio, y fue condenado como hereje. Se trata de dos realidades, de suerte que el Padre es Padre, y no es Hijo; y el Hijo es Hijo, y no es Padre. Pero su naturaleza es una; pues el engendrado no es semejante con respecto al que engendra, ya que es su imagen, y todo lo que es del Padre es del Hijo. Por esto el Hijo no es otro dios, pues no es pensado fuera (del Padre): de lo contrario, si la divinidad se concibiera fuera del Padre, habría sin duda muchos dioses. El Hijo es "otro" en cuanto es engendrado, pero es "el mismo" en cuanto es Dios. El Hijo y el Padre son una sola cosa en cuanto que tienen una misma naturaleza propia y peculiar, por la identidad de la divinidad única.

También el resplandor es luz, y no es algo posterior al sol, ni una luz distinta, ni una participación de él, sino simplemente algo engendrado de él: ahora bien, una realidad así engendrada es necesariamente una única luz con el sol, y nadie dirá que se trata de dos luces, aunque el sol y su resplandor sean dos realidades: una es la luz del sol, que brilla por todas partes en su propio resplandor. Así también, la divinidad del Hijo es la del Padre, y por esto es indivisible de ella. Por esto Dios es uno, y no hay otro fuera de él. Y siendo los dos uno, y única su divinidad, se dice del Hijo lo mismo que se dice del Padre, excepto el ser Padre.

Fuente:
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