lunes, 7 de abril de 2014

Cuando la Omisión es un Crímen

Brindar seguridad a los ciudadanos es una de las tareas cardinales del estado. Un estado que omite intervenir ante hechos de violencia en una sociedad, es un estado criminal.

Mucho se ha hablado de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Proceso de Reorganización nacional. Si miramos la definición jurídica de “crímenes de lesa humanidad”, los asesinatos cometidos en hechos de inseguridad no encuadrarían en esta definición; sin embargo la cuestión no es legal, sino moral.

Hay países donde es legal el aborto, sin embargo no quita que se trate de un crimen abominable, como lo define claramente el Catecismo de la Iglesia Católica. El adulterio no está tipificado en ningún código penal (al menos en países occidentales), sin embargo se trata de un cáncer social que afecta a millones de familias en el planeta, además de ser un pecado mortal. Así podríamos enumerar un sinfín de conductas que, aunque no estén penadas por la ley positiva, son contrarias a la Ley Natural y por lo tanto deben ser execradas por cualquier persona de buena voluntad.

Hoy en día hay proyectos de reformas en el código penal que pretenden atenuar penas para los delincuentes. A simple vista parece que los que deberían proteger a los ciudadanos, dirigen todos sus esfuerzos a perjudicarlos. Personalmente no creo que sea así, ya que sería caer en un simplismo absurdo, pero entonces ¿Cuál es la razón de ser de estas políticas? ¿Acaso a alguien le conviene que haya inseguridad y muertes a manos de delincuentes?

Una vez, mientras compraba una revista, me puse a charlar con el vendedor sobre la situación política actual. El señor me dijo una frase muy dura, pero en gran parte real:

“No son políticos que delinquen, sino delincuentes que hacen política”

Obviamente se refería a “ciertos políticos”. Esos que pusieron como ministro de seguridad a una mujer que otrora militaba en una organización terrorista y asesinaba militares, policías y empresarios, como parte de un plan para instaurar una dictadura; esos que destinan menos del 9% de lo que se gasta en un entretenimiento, en combatir el narcotráfico. Son los mismos que apoyaron la contranatura y atacaron ferozmente al entonces Cardenal Bergoglio por sus opiniones a favor del matrimonio; y hoy van a Roma a llevarle un cuadro de Santa Rosa de Lima pintado con vino tinto.

Hoy se dan hechos lamentables de reacción social ante el delito, los linchamientos; que lejos de ser un antídoto para el caos, fomentan más violencia. Sin embargo aquí sí actúa la justicia y hasta los políticos salen a repudiarlo. Bajo ningún concepto se puede justificar que un grupo de personas golpee salvajemente a un hombre que robó una cartera; pero que un juez salga en defensa de un delincuente y haga la vista gorda a la cantidad de crímenes que se dan día a día en manos de malvivientes, es una locura.

Un juez autorizó hace dos días una pensión permanente de $8500 para el ladrón linchado en Palermo. Un hombre que se dedica al delito va a cobrar más que otro que trabaja 45 horas semanalmente en un supermercado. ¿Las familias de los miles de muertos en manos de criminales que hubo, hay y seguirá habiendo, cobran pensión permanente?

Como vimos en los primeros párrafos, no se puede comparar la delincuencia con los crímenes cometidos por una dictadura, sin embargo la responsabilidad moral es exactamente la misma. El General Videla tal vez no mató a ningún terrorista durante el proceso, sin embargo dió la orden. Los responsables de la seguridad no matan a nadie, pero omiten poner manos a la obra permitiendo que los crímenes ocurran. Lo que agrava la situación es que, a diferencia de los crímenes de la dictadura, los que mueren hoy son inocentes.

Según fuentes oficiales, en los últimos 20 años, hubo 54.000 asesinatos en el país. Se sabe que las cifras van en ascenso, por lo tanto la mayoría de los crímenes se cometieron durante la llamada “década ganada”. Es casi el doble de la cifra de desaparecidos por la dictadura, inventada por los defensores del terrorismo marxista y que ya se ha convertido prácticamente en un dogma.

Cuando algún gobierno futuro tome las riendas de este país y empiece a hacer justicia ¿se condenará a los responsables de haber omitido hacer algo para evitar esta cantidad de asesinatos? ¿Se hablará que hubo un 54% de la población que lo apoyó con su voto y fue igualmente responsable por todos los crímenes cometidos?


Gustavo Arias.



Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Amén.

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