Los “Rastafari” creen que la raza negra es descendiente de los israelitas del Antiguo Testamento (El Pueblo Elegido). Así plantean una religiosidad basada en distintas doctrinas judeo-cristianas, budistas, hinduistas, entre otras.
En 1931 accede al trono de la actual Etiopía Haile Selassie, considerado hoy por los rastafaris una reencarnación de Cristo. Esta creencia fue propuesta por Marcus Garvey, quien hoy es considerado una versión moderna de San Juan Bautista. Hasta aquí todo parece una simple locura de un montón de drogadictos, pero resulta que este desquicio pone sus miras en objetivos mucho mas peligrosos. Garvey dijo:
“Creo en una raza negra pura igual como los propios blancos creen en una raza blanca pura.”
No se froten los ojos porque lo que acaban de leer es real; una de las culturas mas difundidas en el globo terráqueo tiene los mismos ideales que el nazismo, ni más ni menos. Por un lado tenemos la “superioridad racial” sobre la cual Adolf Hitler apoya su retórica, y por el otro el socialismo que pretende “librar” a una colectividad destruyendo a otra. Sintetizando, lo que para Hitler era la “raza aria”, para Garvey era la “raza negra” y lo eran para Hitler los judíos, son los blancos para Garvey.
Veamos lo que dice Wikipedia respecto al movimiento:
Para el rastafarismo (…) la raza blanca surgió de una antigua civilización malvada carente de una dimensión espiritual para la vida y que su propia existencia es innatural. Así, la visión escatológica del rastafarismo plantea a la raza negra como el gobierno legítimo a imponerse, una vez colapsado el gobierno blanco occidental.
Aquí es a donde quería llegar. Muchos hermanos miembros de la Iglesia acatan la religiosidad subvertida que proponen los Rastafari. Me inclino a pensar que es producto de la ignorancia ayudada por el mensaje de los medios que muestra a esta cultura como un sinónimo del amor. Este pequeño artículo va dedicado para ellos, ya que el católico que, a sabiendas de la aberración que significa dicha filosofía, aún así ve en ella una “opción de vida”, tendrá que rendir cuentas al Señor por trasgredir el Primer Mandamiento.
Creo que el problema religioso es evidente y no merece siquiera explicaciones, aunque es el principal. Lo secundario, aunque no menor, son los fines socio-políticos que propone esta doctrina. Como leímos de Wikipedia, el principal foco a atacar es el occidentalismo, eliminando hasta el último vestigio de “hombre blanco”, considerado “innatural”. Sería casi redundante decirlo, pero muy oportuno; EL PRINCIPAL FOCO A ATACAR DE ESTA CULTURA ES LA CIVILIZACION CRISTIANA.
Europa, como centro de la Evangelización, es la principal enemiga del rastafarismo. Tras ésta, viene toda América, heredera del antiguo continente, principalmente los países hispanos por su fuerte tradición católica. Es por eso que, aunque parezca un disparate, Marcus Garvey apoyaba al grupo racista Ku Klux Klan por su fuerte anticatolicismo y por considerar que su accionar iba a permitir el retorno de la población negra a África, considerada una especie de “tierra prometida”.
Con todo lo antedicho, vale reflexionar sobre la penetración que tuvo (y tiene) esta cultura en occidente. Hoy en día se la impulsa desde la música, como es el caso del “reggae”; sin embargo el “mensaje aculturizador” está presente en miles de artistas que no pertenecen al ambiente del reggae. Pudo verse también en movimientos políticos como los terroristas norteamericanos “Panteras Negras”. Mas grave aún es el caso de la legalización de la marihuana (clave en la cultura Rastafari) que muchos países están haciendo propia, tratando de minimizar la gravedad de nocividad de esta droga que es la puerta de entrada al mundo de uno de los flagelos mas execrables del mundo.
Muchos dirán que lo que planteo nada tiene que ver con “un plan sistemático para acabar con el mundo occidental” y estoy totalmente de acuerdo. Volvernos conspiracionistas es no asumir la responsabilidad. Es más que obvio que la infiltración de esta podredumbre cultural, que cada día aleja más al hombre de Dios y lo acerca a lo que el Papa Francisco llama “amor de telenovela” y al “Príncipe de este mundo”, es culpa nuestra. Somos nosotros los que renunciamos a nuestra Fe para adoptar creencias paganas o, en el mejor de los casos, tratamos de conciliar Verdad con mentira. Nosotros abandonamos nuestra cultura, concordante con nuestra Fe, para adoptar formas de vida que nos hacen daño, como es el uso de drogas, el “amor libre”, la pornografía, etc.
Hay una tendencia cultural a pensar que, como los negros fueron víctimas de la esclavitud durante mucho tiempo, debe tolerarse el racismo y la discriminación ejecutados por estas personas porque son producto de una “reacción” ante el avasallamiento sufrido otrora. Esto pasa también con los movimientos sionistas más radicales que justifican hasta la tortura en el Estado de Israel porque el puedo judío fue víctima del nazismo. También puede verse en los movimientos feministas que, con el pretexto de reivindicar supuestos “derechos” de las mujeres (víctimas de la cultura machista), impulsan proyectos de legalización del aborto. Muchos tratan de encuadrar estas reacciones dentro del concepto de Legítima Defensa. Obviamente es imposible hacerlo, ya que el “carácter actual de la acción”, que es un requisito indispensable para que se de la justificación de la conducta, no existe.
Son muchísimos los peligros a los que los católicos nos enfrentamos a diario; sea por vernos tentados a abrazar doctrinas ajenas e incompatibles con la Verdad, o por ser extirpados de la vida política, económica, social, etc. de nuestros países de tradición católica o; en el peor de los casos, ser perseguidos como ocurre en tantos lugares del mundo a causa de las doctrinas del odio a Dios, inspiradas por otras religiones o simplemente por filósofos, como Carl Marx que decía que “La religión es el opio de los pueblos”.
El motivo por el cual quise centrarme en el Movimiento Rastafari es porque, al menos en Hispanoamérica, tiene mucho “peso” y está abarcando cada vez más espacios en nuestra cultura. Muy común es oír canciones del género “reggae” donde se habla de Dios, fe, amor y demás conceptos que de lejos parecen totalmente conexos con nuestra Fe; incluso se habla de Cristo en muchas de ellas, pero recordemos que ellos creen que Cristo se reencarnó en Selassie y la “fe que libera” de la que tanto hablan, libera a la “raza superior negra” de lo que ellos considera la “opresión” de la Civilización Cristiana. Si el protestantismo, que con todos sus errores está considerado cristianismo; es una herejía, ¿Qué podría decirse de esta secta jamaiquina que promueve la drogadicción, el racismo y la cristianofobia?
Es menester hacerle frente enraizándonos en la recta doctrina y, así como ellos impulsan la perversión, debemos nosotros alumbrar cada rincón a nuestro alcance con la Luz del Evangelio.
Dice el Señor en Mateo 12:30:
“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.”
Dios los bendiga.
Gustavo Arias.
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